Biografía
Nací en Rosario (Argentina) el 8 de marzo de 1964 (Día Internacional de la Mujer Trabajadora), en plena Beatlemanía y bajo el signo del Pop Art. Me crié en el barrio industrial de Somisa (una gigantesca planta productora de acero), lugar similar a la Springfield de los Simpson situada en las afueras de San Nicolás (norte de la Provincia de Buenos Aires). Estudié con los salesianos, pero no tengo gran cosa que decir de ellos, apenas que a mí me encantaba dibujar y pintar y a ellos les parecía una pérdida de tiempo y un desperdicio de material escolar. Mi adolescencia transcurrió durante la dictadura del '76 dentro de una burbuja repleta de rock y tabaco. En algún momento descubrí que quería ser pintor. Volví a vivir en Rosario, estudié algo de Derecho y finalmente Bellas Artes en la Universidad Nacional de Rosario en 1985. Mis profesores de pintura, pertenecientes a una de las últimas vanguardias del siglo XX, habían dejado de pintar por convicción tanto política como estética en 1968. Llevaban casi 20 años sin tocar un pincel. Por lógica no consideraban esencial que un pintor supiera pintar, pero sí les interesaba que nos expresáramos del modo más auténtico posible. Los secretos de los colores tuve que buscarlos fuera de allí. De quien aprendí casi todo lo que sé fue Emilio Torti, un artista formidable que sí pintaba y mucho, y que por ventura no descuidó aquel asunto de la pretensión de autenticidad. El resto lo aprendí de Juan Pablo Renzi, de Pablo Suárez y de mi amiga Xil Buffone quien no temía a los colores chillones ni a nada.
Mis primeras exposiciones colectivas datan de 1986, y mi primera individual de 1990. Vinieron luego muchas de las primeras y no tantas de las segundas en Argentina, Bolivia y España donde viví entre 2001 y 2004 mientras la Argentina se destruía y se construía tan rápidamente...
Entre fines de los 80 y principios de los 90 participé en varios grupos de artistas rosarinos con diverso resultado. Mi experiencia con los grandes agrupamientos de plásticos en general ha tenido más que ver con necesidades operativas comunes que convicciones estéticas, y pienso que esa también fue la regla general porque creo que la carencia fue general y las estéticas particulares tal vez demasiadas como para poder congeniar entre sí. Con las pequeñas agrupaciones -mis amigos- se ha dado otro tipo de colaboración más estrecha en lo personal y en lo estético. Estas aún perduran en el tiempo y periódicamente se dan de forma natural más allá de los rótulos.
En cuanto a lo estrictamente curricular, he ganado algunos premios y algún museo de Bellas Artes cuenta con mis obras entre sus colecciones, cosa que ha llenado de orgullo a mi Señora Madre.
Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
La última cena
Acrílico s/tela - 150 x 100 cm - año 2003. El estilo es pop y la temática religiosa en primera instancia, además de estética y política. Última cena y a la vez reunión de gabinete de ministros, o de accionistas de multinacional. Nuestro Señor Jesucristo y Jorge De La Vega. Seres pop encarnando los personajes de una escena pop. Lugar y momento de decisión.
Es una pintura hecha a partir de un montaje digital donde aparecen un Cristo de la Biblia de Doré y la imagen de Jorge De La Vega (tomada del catálogo de la Otra Figuración - 1963) repetida doce veces, once en color piel y una verde. El cáliz, la ostia y las vides provienen del misal de mi abuela Pura. El espacio virtual está generado con un programa de gráfica vectorial (Corel Draw). Una vez completada la imagen en la pantalla se convierte todo en líneas, se imprime al tamaño real de la obra, se traspasa a la tela con el tedioso, largo y exasperante método del papel carbónico. Una vez obtenido el dibujo sobre el lienzo procedo a pintarlo con primor y en acrílico según boceto digital y con las lógicas variaciones que puedan darse sobre la marcha. En general esta es mi metodología técnica.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
Mi obra, por sus características es bastante fácil de leer. Las sugerencias que podría dar en cuanto a la lectura de mi obra son más bien escasas. Es figurativa, gráfica y a veces narrativa. En mi caso la lectura sería una instancia previa al hecho de ver esa obra. Aparecen las imágenes más frecuentes de personajes y elementos que son conocidos en casi todo el mundo por casi todo el mundo. Uso esos arquetipos estéticos (de haberlos prefiero los estereotipos) respetando “textualmente” su materialidad visual. Mis planteos provienen de reflexiones tanto éticas como estéticas, a veces profundas y a veces superficiales, siempre por capricho y por necesidad. Y si la imagen es pop en un sentido amplio y específico a la vez, el espíritu es dadá y algún efecto resulta surrealista. Muchos de los detalles son completamente inexplicables.
En esencia pinto lo que tengo ganas, lo que me divierte, lo que amo, lo que me angustia o lo que odio en lo más recóndito de mi ser.
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
Me reconozco e intento situarme en la tradición pop, pero de un modo personal y dinámico dentro de una dialéctica contemporánea. El arte pop hoy sigue vigente en tanto siguen vigentes (y potenciadas tras 40 años de evolución tecnológica) las causas que le dieron origen:
a) La sociedad de consumo, la publicidad, los medios de comunicación masiva a los que se suma Internet, etc.
b) La contrapartida de un arte solemne, hermético, elitista, hueco, sostenido desde distintos poderes culturales o económicos.
No me considero un artista pop en el sentido retro del término. Sí tomo muchos elementos de esa estética pero no es mi único referente, también hay un espíritu dadá, surrealista en la intención de los montajes visuales y un cierto retorcimiento barroco en el modo de articularlos.
Me resulta muy difícil mencionar un referente estrictamente contemporáneo a menos que el concepto de contemporaneidad abarque las últimas cuatro décadas. Mis compañeros de generación pueden ser una referencia pero casi nunca un referente.
Además de la vieja guardia del pop americano me interesa muchísimo dentro de los considerados “artistas pop” la obra de Eduardo Arroyo, de Equipo Crónica, o de Keith Haring, de Antonio Berni, tremendamente pop cuando se propuso ser pop, de Jorge de la Vega... de Juan Pablo Renzi que fue pop a pesar suyo, la obra de Pablo Suárez, de Benedit, Líbero Badii... y de entre los surrealistas y afines a Magritte o Max Ernst y de aquí y allá y de siempre Bacon, Freud, Dalí, Picasso, Klimt, Van Gogh, Goya, Rembrandt, Velázquez, Zurbarán, Leonardo, Van Eyck y las miniaturas medievales y las nacionales de Cándido López. También me interesan mucho las imágenes de propaganda de la primera mitad del siglo XX, la vanguardia rusa, la propaganda estalinista, el realismo socialista o el muralismo mexicano. Los catecismos ilustrados. También la propaganda china de los 50, de la Revolución Cultural, y la contemporánea. La propaganda-pop cubana y de nuestro país la propaganda peronista que es uno de mis referentes más habituales, etc.
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
La obra que me conmovió es Exclusión de Pablo Suárez, una síntesis poética y asesina de la Argentina de fin de siglo. En cuanto a exposiciones recuerdo la retrospectiva de De La Vega en el MNBA de la que salí en llamas. La de Benedit en el mismo lugar una contundente lección de belleza y profesionalismo. La de Julio Le Parc, también en el MNBA, una muestra que llegó 35 años tarde y sin embargo sonaba perfectamente contemporánea. Berni y sus contemporáneos. Correlatos, (la vi en el Castagnino de Rosario) ahí se ve que él fue el más grande, el más vivo y el más necesario.
5. ¿Cuáles son los agrupamientos o tendencias que percibe en el arte argentino de los últimos diez o quince años a partir de elementos comunes?
El arte de los últimos 15 años no ha variado demasiado en general, apenas algún cambio de tendencia, alguna muerte y alguna resurrección de la pintura y la aparición de la fotografía como una de las Bellas Artes. A principios de los 90 la tendencia en boga era un objetualismo kitsch y juguetón hecho de resina poliéster y muñequitos de plástico, acaso como reacción a la grave (y casi siempre fofa) pintura transvanguardista de los 80. Pasada la mitad de los 90 se impuso una abolición de las fronteras entre disciplinas artísticas en las que se incluye a la fotografía (digital o no) y el arte digital, los que de pronto cobran muchos adeptos. En los salones conviven y compiten todas las tendencias sin distinción ni restricciones. En el resto del mundo sucede lo mismo, el desconcierto va a la par de la globalización. No estoy seguro de que el experimento haya resultado mayormente enriquecedor hasta ahora. En todos los géneros sí se ha dado una progresiva hegemonía de cierto post minimalismo apenas conceptual -ya sea de diseño, tecnológico, orgánico o efímero- sugerido, impulsado desde las instituciones, las galerías, la crítica y los curadores. Dentro de ese proceso la obra ha ido perdiendo materialidad, contenido y encanto... ha perdido importancia.
Creo que el arte contemporáneo ha devenido en un género en sí mismo y ha dejado de ser una referencia temporal. Una categoría artística oficialmente transgresora ganada por un aburrido conservadurismo que ya no es capaz de abarcar dentro de sus tópicos (y de su atmósfera artificial de riesgos controlados) a todas las manifestaciones artísticas contemporáneas. Acaban por resultar más interesantes los excluidos, como en la época de la academia. Tarde o temprano se le asignará un nombre específico –algún “ismo”- que lo defina de alguna manera y liberará al concepto de contemporaneidad de connotaciones estéticas particulares.