Juan Batalla
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- Dany Barreto
- Marcelo Bordese
- Pablo de Monte
- Karina Peisajovich
- Miguel Ronsino
- Nico Sara
- Melina Scumburdis
- Guillermo Srodek-Hart
- Anabel Vanoni
- Mariano Cornejo
- Guillermo Kuitca
- Blanca Machuca
Biografía
Nací en Buenos Aires en 1967. Soy autodidacta. Siempre hice arte pero sólo comencé a exhibir con el cambio de milenio, aliviado por el incumplimiento de las profecías apocalípticas de Yves Saint Laurent.
También co-dirijo con Dany Barreto una editorial de libros de arte, Colección Arte Brujo.
Dueños de la encrucijada (2008)
20 x 22 cm
Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
Se trata de una instalación que hace las veces de música incidental que constantemente afecta al resto de mi trabajo. El título es “El bosque de los ancestros” y la exhibí con algunas variantes en adaptación a los espacios de la Galería Loreto Arenas (2005), Casa de la Cultura (Cdad. Bs. As., 2006) y en el Museo de Arte Contemporáneo de Salta (2007).
En ella se expresan vertientes morfológicas que hacen a la circularidad, a la flotación y se insinúa una erótica particular. Son una serie de formas compuestas por un círculo vacío de goma del que penden flecos realizados con cubiertas usadas de motos y cruzados por bandas del mismo material a las que se fijan con visibles remaches. Cada una de ellas mide un poco más de un metro de alto. Componen una formación y penden del cielorraso mediante tanzas. Los círculos vacíos deben quedar suspendidos algo más arriba de la mirada.
Contienen la poética del rodaje, de un desplazamiento que sirve como metáfora de un tránsito entre mundos y estados de conciencia.
El aspecto dado que también puede leerse en las piezas conecta esta obra con mis performances y los dibujos de hombres musculosos que siempre forman parte de mi búsqueda. “El bosque de los ancestros” contiene todos los elementos que luego se desarrollan en las distintas etapas de mi trabajo.
El surgimiento está vinculado a una celebración particular dentro del universo de las celebraciones religiosas afro-brasileñas “Egungún” a la que tuve oportunidad de asistir.
En verdad la ligación entre vertientes adoratorias ancestrales y el arte es un punto sobre el que hago eje buena parte del tiempo. Y constituye el foco al que está dedicada la serie de libros de Arte Brujo que hacemos junto a Dany Barreto e invitados. No siento que trabajar desde ese lugar sea ceder al exotismo, más bien soy conciente de que mi cabeza debe moverse en todas direcciones para poner en funcionamiento los engranajes de lo que a mí me interesa que pase con mi arte.
En está instalación va mi percepción acerca del vacío, de lo fantasmal, de
un hada que danza. Y un feeling nocturnal que permite que ese hada sea lo opuesto a la evanescencia y admita misterios.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
En torno a esta pregunta, supongo que el primer pedido que los artistas hacemos es el de que nuestra obra sea leída con entusiasmo. Sin él, allí puede estar “Los Embajadores” de Holbein que será mal visto a la pasada y entre pensamientos dislocados.
Tras este inocente pedido, casi una plegaria, pienso en un espectador que maneja datos acerca de mi proceso, y que idealmente ve la obra en mi taller o en una muestra antológica, donde puede encontrar arte de diferentes momentos y percibir una ilación.
Pero, claro, lo más habitual es que la obra sea vista en una muestra en la que hay sólo una serie o un aspecto de la obra resaltados; o, aún más parcialmente, en una colectiva en la que se exhiben retazos mínimos de mi trabajo. Hay personas que ven mi obra y hacen una lectura abstracta y formalista (en particular de mi trabajo con neumáticos) y otros que gustan de ver el contexto conceptual y cultural al que en buena parte refieren. Las dos son lecturas parciales, posibles y aceptables. Por algún lado hay que comenzar a gustar de algo, hay que “entrarle”. Pero mi espectador estrella indaga en las vertientes visuales y conceptuales y realiza que ambas están entrelazadas y
señalan una esencia.
Para facilitar esta operación de parte del espectador, me parece fundamental que una muestra mía tenga algún grado de compromiso con el espectáculo, con la intención de capturar la atención de quien asiste a ella.
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
Mi “línea” está signada por artistas latinoamericanos que indagaron en la relación entre artes visuales y ritualidad, sobre todo la afro latina, y que no lo hicieron “desde afuera”. Lam, Mestre Didi, Rubem Valentim, José Bedia, Belkis Ayón, Ana Mendieta, Cravo Neto son algunos de ellos. De aquellos con quienes interactúo, están en la línea también Dany Barreto, Ángela López Ruiz, Guillermo Zabaleta, Anabel Vanoni.
Ya saliéndome de mi eje personal, de la contemporaneidad me interesan mucho más de lo que pensé en principio los Young Brits, me parece buenísimo Cai Guo-Qiang, también Keisuke Shirota.
En relación al pasado del arte nacional, me siento identificado de entrada con el arte precolombino de aquí, en particular con los escultores que tallaban la piedra. Y más adelante con artistas con algo de crudeza en sus obras, como Berni, y también con los que se interesaron por una metafísica creíble. Pienso en Guzmán Loza, Gramajo Gutiérrez, Gambartes.
Internacionalmente el arte cicladito, el egipcio o el arte escultórico africano tradicional me pueden. Y Bacon, ya más cercano.
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
La retrospectiva de Guillermo Kuitca en el Malba tuvo los ingredientes de show y adrenalina que la convirtieron en un espectáculo óptimo, condición que celebro y agradezco en una muestra (sobre todo en una mega). Era la vuelta del artista que de algún modo sirvió como espejo a los artistas argentinos contemporáneos. Y no decepcionó. ¡Al menos a mí!
Me gustaron varias retrospectivas (y pienso en las obras y no en los montajes, etc.) como las de Hlito, Gambartes o la de las obras de Berni que fueron a la Bienal de Venecia, todas ellas en el Recoleta.
Me gustó una muestra de Karina Peisajovich en Braga Menéndez (2006), tenía una búsqueda inteligente, clara y lograba su cometido.
La de Dany Barreto en el Recoleta (2001) y la de Ronsino / Bordese, también ahí, me gustaron mucho y fueron shows generosos, plenos y circulares.
5. ¿Cuáles son los agrupamientos o tendencias que percibe en el arte argentino de los últimos diez o quince años a partir de elementos comunes?
Más allá de las libertades formales alcanzadas, de lo cual me alegro y mucho, no tengo una visión especialmente optimista de este período. Los agrupamientos alrededor de curadores u orientadores de mercado son los más sólidos. Y los grupos que trabajaban en común a partir de elementos más intelectuales están perimidos.
Creo también que hubo que cerrar filas tras un forzado tono irónico, que a veces puede seducir pero termina por saturar dada su obligatoriedad.
De todos modos, pienso que lo que quedará es el desdibujamiento de todo límite, con lo que retrospectivamente la lectura será muy positiva.