Biografía
Nací en Buenos Aires en 1973. Hasta los 19 años viví en Bariloche, donde estudié fotografía y empecé a filmar cosas.
En 1999, con varios amigos fundamos el cineambulante: un proyecto independiente que consistía en viajar en una casa rodante proyectando cine por todo el país, y que siempre tuvo que financiarse con fiestas. Las fiestas eran bastante elaboradas y algunas fueron bautizadas como La Peña surrealista o La ira de Dios.
En el 2002 empecé una especie de editorial artesanal que se llamó La Frambuesa Perversa para editar el fanzine Wife y un par de libros con dibujos míos y poemas de otros.
Una vez armé un proyecto que se llamaba "Llame y cante" y consistía en editar un disco de canciones grabadas por distintos músicos en un contestador automático, pero fue un absoluto fracaso. Quizás se retome en el futuro.
La cartografía apócrifa es una obsesión que apareció durante el colegio secundario y que continúa hasta hoy, sin objetivos muy claros.
Hasta hoy llevo hechos algunos cortos, un par de telefilms por encargo, muchísimos videoclips y dos largometrajes (uno de ellos aún inédito).
Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
La fotografía Auto, que forma parte de una breve serie de imágenes tomadas a lo largo de tres viajes por la ruta 64, que cruza toda la provincia de Chubut. La serie se llama Ruta y es una colección de objetos encontrados por el camino. Creo que la forma en que todos han sido encuadrados consigue que se vean un poco más abandonados, más extraños y más insólitos de lo que ya son; o sugiere que han sido “puestos” por alguien en medio de la nada y de manera muy deliberada. La serie también me trae buenos recuerdos porque uno de los viajes que la generó fue en compañía de mi viejo y mi hermano, camino al faro de Punta Ninfas. Pero además el auto volcado tiene algo más que el resto. Tiene misterio, y también un poco de violencia. Fue bastante extraño encontrar un auto prolijamente volcado en medio de una recta interminable. ¿Quién lo conducía y por qué volcó? ¿Por qué quedo de esa manera? Recién después del revelado apareció además la otra cosa que me encantó: la imagen claramente dividida por esas líneas entre horizonte, desierto y camino; y esa pérdida de profundidad que hace que todo se vea un poco falso, como de cartón. Me gusta cuando en algunos de mis videos o fotografías las cosas “reales” o documentales adquieren cierto aspecto teatral –o mejor dicho- artificial, como de distanciamiento; y los objetos y las personas se convierten en arquetipos. Creo que esta serie, como en muchas otras cosas que hice, existe una pretensión de transmitir una mirada extraña pero optimista sobre personas, lugares, viajes o situaciones.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
Recomiendo verla sentado, porque toda junta puede cansar un poco.
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
No podría ubicar lo poco hecho hasta ahora en alguna tradición o corriente; pero las influencias y los intereses son muchos: mis propios padres, mis amigos, mi novia; algunas lecturas; varias experiencias vividas; fotógrafos como Marcos López o Martin Parr; los dibujantes Steinberg, Hergé, McCay y Sempé; muchísima música -quizás demasiada- y un montón de directores de cine.
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
La retrospectiva de Luis Vermehren en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, hace como dos años. Me acuerdo en particular de toda una serie de grabados con motivos mitológicos, que sugerían algo muy demoníaco y cómico al mismo tiempo.
5. ¿Cuáles son los agrupamientos o tendencias que percibe en el arte argentino de los últimos diez o quince años a partir de elementos comunes?
A partir de los noventa uno puede ver un reencuentro feliz y desprejuiciado con todo el arte creado hasta el momento, con todo el pasado. Es como si ya nadie tuviera miedo de apropiarse de lo que le gusta o le atrae por algún motivo y construir su obra con eso. También me da la sensación de que cada vez hay más cosas para ver y más gente participando. Por suerte cada vez parece más sencillo y accesible generar obra pictórica, producir cine, editar música, etc. y eso es lo mejor que puede suceder, porque semejante cantidad de producción y de propuestas –sobre todo en las artes visuales- hace que las supuestas fronteras entre artistas “profesionales” y “amateurs”, “buenos” y “malos” o “consagrados” y “desconocidos” deje de existir. Su “aprobación” o inclusión en el denominado “mercado del arte” está en manos de los curadores y críticos. Entonces cualquier concurso se torna un poco absurdo, el mayor o menor lobby de los artistas es lo único que determina un poco las cosas; y todo se parece un poco a la fábula de Las ropas nuevas del Emperador.