Biografía
Danny nació en Córdoba un diciembre caluroso de 1964. Leo en Banfield, en el Día de la Madre de octubre de 1969.
L estudió desde muy pequeño dibujo y pintura con una profesora del barrio de Lomas. Le hacía copiar las fotos de las revistas 7 Días y National Geographic, pintaba mucho con témpera y hacía sombreados con todos los lápices posibles, copiando los calcos de naturaleza muerta de yeso. A fin de año daba los exámenes en el Instituto Chopin, regenteado por un grupo de hermanas, todas solteras. Después iban a comer pizza y a festejar los diez felicitado. Se recibió a los 14, y se encontró con un gran vacío. Deambuló por las calles pensando mientras iba al secundario qué sería. Una luz apareció, cruzó por la puerta de un taller de cerámica, el taller Bambuco. Para L fue una experiencia religiosa, a los 15 estaba modelando con arcilla, y todos sus compañeros eran mucho más grandes que él. Era una panacea. Todos lo motivaban para que siguiera la escuela de arte, estaba tentado con la biología, pero al fin de cuentas se sentía a gusto con el arte. Empezó la Pueyrredón a los 18 y en ese mismo momento comenzó a trabajar con un grupo de limados alternativos, siempre más grandes que él, en Medio Mundo Varieté y en un teatro de la esquina de R. Peña y Corrientes (hoy un cine porno) realizando escenografias y alguna intervención en el vestuario. Terminó la escuela Pueyrredón, empezó La Cárcova, ahí conoció a Pablo Suárez, Tulio de Sagastizábal, y a Ahuva Slimowicz. Otra experiencia religiosa.
Pasaron un par de años más y en una muestra que hace en la casa del Chino, lo conoce a D. Se enamora perdidamente de ese rubio cordobés, y desde esa época, porque no hay datos muy ciertos (dicen que son muy reservados con su vida privada) viven juntos, con tres hijos Santino, Doménico y Piolín. Se dedican a bordar y a vivir en familia.
D. tuvo una vida muy marcada por la religión. Nació y creció en un hogar de inmigrantes italianos melancólicos que vivían con los pies puestos en suelo mediterráneo pero con el corazón y la mirada puestos en Italia. Desde muy chico era considerado por las mujeres de la familia como un chico “especial”. Ya de niño amaba coleccionar las figuritas de terciopelo y brillantina con que jugaba su hermana. Se recreaba en cada una de ellas y cuando no se subía a los pilares del jardín y jugaba ser algún cantante de música en libertad. Desde muy temprano comenzó a bordar en su colegio de monjas, en donde compartía sus labores con mas de 30 niñas. Bordaba hasta el hartazgo flores que dedicaba a su madre pero que luego escondía en su portafolio con olor a cuero, temiendo que su padre las descubriera y lo tildaran de maricón. Fue siempre muy buen alumno y de calificaciones sobresalientes. A los diez años compró su primer libro de pintura, sobre Van Gogh y no se sabe por qué le sobrevino un miedo que lo paralizó y nunca más pintó pensando en que se le caerían las orejas o se volvería loco. Esta idea fue recurrente a lo largo de muchos años, y lo dejaban perplejo con tan sólo sentir el aroma de los óleos. Dicen que no hace mucho, cuando vendió varias de sus obras realizadas conjuntamente con L. volvió a soñar que lo internaban en un psiquiátrico. Deambuló por talleres de la Escuela de Artes de su ciudad y por los talleres de quienes considera sus maestros: Teresa Lascano y Sergio Bazán. Cuenta que su liberación sobrevino en un diván y que el estar lejos de sus afectos cordobeses lo liberaron de esta presión y felizmente volvió a pintar.
D. es invitado a la muestra de la casa del chino y antes de finalizar la noche se descubrió en brazos de un morocho. Quiso saber más de él; pero este morocho porteño audaz se desvaneció con la llegada de la Luna. Dicen que fue muy trabajoso conquistarlo, aunque el morocho declara lo contrario: haber quedado enamorado desde el primer momento. Lo cierto es que las imágenes de uno comenzaron a brotar en la obra del otro y viceversa.
D. volvió a bordar y sus flores y arabescos comenzaron a cubrir los cuerpos perfectamente delineados de L. Parece que con la estrategia de apoderarse del otro, a la manera de Narciso comenzaron a retratarse uno al otro en todos los escenarios de sus vidas, ésta y otras.
Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
Hay varias miradas u obras que me seducen. Voy a hablar de una de Schiavoni. Se llama Mi hermana, y la pude ver en el Museo Castagnino, por casualidad, en el despacho del director. Es del año 1927, es un retrato de su hermana María Laura, con una estola de zorro; está pintado al óleo sobre tela. Lo que me atrapa de ésta obra (y de otras también) es notar y anotar las circunstancias más menudas de la realidad , elaboradas y trabajadas con un encanto difícil de alcanzar. Me fascina el grado de obsesión en la realización y la ridícula importancia que le da a esa estola. Me atrapa cuando los detalles y la atención van por las tangentes. Por otros lugares. No se si es un error (caminar otros senderos), pero me gusta pensar que lo es. Por eso prefiero los errores, lo políticamente incorrecto. Donde encuentro que el hecho creativo se manifiesta de manera certera y verdadera. Como gritando ¡afuera los discursos seguros de sí mismo! Acá estamos para hacer sin saber para donde vamos a ir…
También quiero nombrar otras miradas. A saber: Tarsila, El Aduanero Rousseau, Los Costus, Bruce La Bruce, James Bidgood, los indios huicholes, John Galliano, 8 Mujeres, Honcho, directores varios de los videos de Björk.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
Lo que aparece en mi producción; y en particular en estos últimos años, es este camino de ideas por el que me gusta transitar, muchas veces pedregoso, otras no muy cómodo. Pero con seguridad para mi espíritu e intelecto, mucho más placentero. Desde ya hace dos años, realizo trabajos en conjunto con Daniel Giannone , en los cuales los dos nos ponemos en situaciones, nos travestimos en chinos, samurais o en altos próceres argentinos. Compartimos el techo. Alimentamos a nuestros animales . Recibimos a nuestros amigos. Bordamos juntos. Y pudimos transitar el tiempo de otra manera, un tiempo sin prisa. Un tiempo sin límites, como el de la meditación.
De esta manera nos conectamos con el trabajo paciente, rescatando la tarea manual, artesanal. Volvimos a nuestras propias fuentes. Vivi Usubiaga lo describe con gran aserto: … “La técnica elegida no es caprichosa, sus procedimientos rituales guardan una carga libidinal significativa. Condensan la suavidad del trabajo paciente –como la grafía de una caricia– con la violencia de múltiples estocadas que desgarran para dejar rastros. Es el erotismo de pintar con agujas. La tela se desangra en colores textiles que se modulan con tijeras. La delicadeza del resultado contrasta con la rudeza minuciosa que se imprime en la piel de los ejecutantes. Como en un acto pasional, se necesita un tiempo de cicatrización para borrar del cuerpo las huellas de las herramientas”…
Creo que mi trabajo, ahora también el nuestro, demanda aflojar la mirada, olvidarse de los prejuicios, y poner en práctica la tolerancia.
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
Los artistas que me interesan, que siento que algo de mi universo se comparte con el de ellos o que me gustaría que algo se comparta (y esto es lo que es para mi un “referente”), pueden ser Schiavoni, M. Pombo, P. Suárez, D. Leavitt, N. Kidman.
Humildad y sofisticación. Una buena combinación para tener un poco de glamour.
Me interesan, los ya nombrados y además: A. Passolini, C. Schiavi, J. Gumier Maier, R. Vitali, E. Bairon, V. Maculán, M. Burton, T. Burton, P. Almodóvar, D&G, P. McCarthy, A. Goldestein, Madonna, Grace Jones, Björk, M. di Giorgio, W. Wilder, los Chapman, R. Maplethorpe, Gilbert & George.
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
No se si puedo pensar en obras o muestras tan significativas, me parece demasiado pretencioso para mi mente. Contaré algunas obras o muestras que me han emocionado, que despertaron en mí ese lado que me resulta placentero (como el recuerdo del olor a tierra mojada después de una lluvia en Chascomús).
Dark Room, de R. Jacoby (Belleza y Felicidad), de esta muestra recuerdo la impaciencia que tenía por bajar, y mirar con la cámara, y descubrir lo que podía. Me encanta la capacidad de R. J. de movilizar e innovar constantemente.
Fantasías paralizadas, A Passolini (C. C. Rojas), Passolini realizo una serie de dibujos donde describía la secuencia en movimiento de objetos de una casa. En particular recuerdo la secuencia de una silla de estilo, que se despereza, y se prepara para acicalarse, con los ruleros. Esta serie de dibujos se cerraba con un broche de oro: un objeto de la silla a tamaño natural pintándose las uñas.
La última muestra de R. Vitali en Ruth Benzacar, con sus objetos de cuentas cosidas, llamaron mi atención dos obras de Román, la pantera rosada que estaba sobre la pared y el traje (ambo, dos piezas, alta costura) de cuentas azules y lupas. Las tendría en mi casa, puedo convivir placenteramente con ellas.
La de artesanías mexicanas en el Museo F. Blanco. Poco puedo decir de esta maravilla. Solamente que estoy feliz de haberla visto.
Ninguna palabra alcanza la emoción de haber estado ahí.
Un elemento común en estas muestras es la frescura en las ideas y la excelente realización.
5. ¿Cuáles son los agrupamientos o tendencias que percibe en el arte argentino de los últimos diez o quince años a partir de elementos comunes?
Una tendencia a rescatar el aspecto manual y artesanal en la realización, esto forma parte fundamental en su concepto.
Otra relacionada con el aspecto tecnológico, donde la herramienta es un aspecto fundamental. Realizaciones digitales, utilizando el ordenador como base.
Tendencia internacional de pacotilla, sacada de las fotitos de las revistas de arte.
Después de la debacle económica y social del 2000, la tendencia sociopolítica oportunista. Mucho piquete, mucho pobre… trabajos realizados con materiales con los que podríamos alimentar a varias familias…
Después del 2000, también hay varios grupos de artistas que están trabajando con sectores marginados, en grupo, que me parece que es una tarea loable. (TPS, Eloisa cartonera).
Creo que todo arte es político, bellamente político. Un megáfono donde las palabras no dicen, dicen las imágenes.