Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
Microespacios
La obra consta de tres partes ("Oxímoron", "Mercurio" y "Ventana") que dialogan y presentan / representan / construyen / destruyen / reconstruyen mi dormitorio como espacio mental y de interacción física, plagado de ideas circulares, de distorsiones psíquicas (y ópticas). Fotografía instalada / toma directa / montaje digital.
“Oxímoron”
Figura poética que consiste en la asociación de dos términos de significado opuesto (total o parcial).
El colchón como espacio mental/confluencia de opuestos: sueño/insomnio, soledad/compañía, poseer/desear, tangible/intangible, concreto/abstracto. Lugar donde pensarse.
La imagen (fotografía color/toma directa) está entre la abstracción y lo concreto, invoca paisajes oníricos, desérticos, metafísicos. La referencia al objeto colchón está dada finalmente en el montaje.
“Mercurio”
El reposo obligado, el aburrimiento, el pensamiento cíclico, el ensimismarse y abstraerse (ganas de romper el termómetro). Bolitas de mercurio se repiten obsesivamente. Fascinación por el metal plateado y por la forma espasmódica de su movimiento sobre el piso parquet. El juego se extiende por el suelo del dormitorio, por micro mundos monótonos (que de-construyo), que registro con la lente invertida, en un acercamiento milimétrico, en interacción física/psíquica, en una visión distorsionada, que más que a la memoria alude a la necesidad de distorsión de la misma.
Montaje: El “símil parque” se dispone sobre el suelo horizontal. Sobre él, acumuladas en el centro, filminas impresas con la palabra “Mercurio”. Dimensiones: 120 x 80 x 15 cm
“Ventana”
La de-construcción de la ventana de mi dormitorio a lo largo del día. Sobre la pared, la imagen fragmentada en tiempo y espacio, debajo, en el suelo, acumulación de filminas con horas, ideas y “sonidos” residuales (del adentro y del afuera). Dimensiones: 150 x 100 cm
Nota: La instalación se encuentra en proceso de producción y mutación.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
El modo de lectura de mi obra es circular; la relación entre las partes es dialéctica. Un orden sugerido podría ser el siguiente:
•De Microespacios se desprenden “Mercurio”/“Oxímoron”/“Ventana”, que forman parte del grupo y a la vez son independientes entre sí.
•Manuela Bedoya (melodrama) “Acto I”/“Acto II”/“Acto III”.
•“Monoconciencia (falla del plan longevístico)”.
•“Odradek”.
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
No me reconozco en una tradición en particular, no obstante me veo atraído hacia algunas preocupaciones del arte conceptual, en relación al lenguaje y a la posibilidad / imposibilidad de comunicar, al cuerpo como experiencia. Me fascina el Ello filmador de David Lynch; Federico Fellini y sus recuerdos e imaginación provinciana; de Peter Greenaway, las obsesiones (mentales y visuales) como contar todas las hojas de un árbol, filmar la descomposición de un cuerpo; el desquicio y la furia poética de Werner Herzog (sobre todo en “Los enanos también nacen pequeños”); el cine autorreferencial de Michel Gondry y su virtuosismo visual y, en este sentido, también Matthew Barney y su cine-performance; la ostentación visual de Mariko Mori; la reflexión sobre el lenguaje en la obra de Bruce Nauman; el hincapié en el proceso y las referencias a sí mismo, arte y vida, la simbología de los elementos (fieltro, grasa) en la obra de Joseph Beuys; Alejandra Pizarnik y su escrutar en el lenguaje (y qué es lo que vas a decir / voy a decir solamente algo / y qué es lo que vas a hacer / voy a ocultarme en el lenguaje / y por qué / tengo miedo); Miles Davis su genio innovador y lo gélido de su música; Artaud; Rimbaud... Mi interés se fija también en la obra de Thomas Demand, en la reconstrucción, en maquetas de cartón a tamaño real, lugares hace tiempo fotografiados en diarios o revistas (habitaciones, prostíbulos, escenas de crímenes) y que vuelve a fotografiar. Me inquieta el planteo sobre los espacios. ¿Qué hace la fotografía con los lugares? ¿Qué hace la mente con las fotografías de lugares (y de hechos)? Además, me interesan las performances/fotos de Vanessa Beecroft; la fuerza poética de los “Strange Fruit” de Zoe Leonard; los fotogramas congelados de Tracey Moffatt; Sharon Lockhart; Jeff Wall; la obra del argentino Esteban Pastorino. Me inquieta la relación con la generación de dispositivos fotográficos que potencian el discurso.
Mi interés actual es generar micro-mundos que, inevitablemente, caen por necesidad en lo autorreferencial. Genero microespacios mentales, sin embargo, los artistas que me influyen/admiro no necesariamente tienen que ver con ello (por la naturaleza obvia de su genio) pero me conmuevo con la belleza de sus trabajos y son como faros.
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
Una muestra, a mi criterio importante en Córdoba, fue la retrospectiva La verdad inútil del fotógrafo Res en octubre/noviembre de 2003. Más allá de la obra en sí, un espacio institucionalmente importante, como es el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, ocupó completamente sus instalaciones con una muestra enteramente dedicada a la fotografía (creo que a Córdoba llega todo con retardo como consecuencia de su sociedad conservadora). En el 2004, quizá como consecuencia de la muestra de Res o quizá por el aval y coordinación del fotógrafo alemán Michael Wesely, el proyecto colectivo Sisizononón ocupó una sala de dicha institución cordobesa.
La obra de Marcos López constituye, a nivel nacional, un claro ejemplo de la inserción de la fotografía en el circuito del arte, sobre todo con Pop Latino y su crítica satírica a la sociedad menemista de los 90.
Particularmente, me inquieta la obra fotográfica de Esteban Pastorino. Sus imágenes son mayoritariamente pensadas en sentido lúdico y técnico y es con el uso de unas cámaras inventadas o manipuladas, que se desenlaza el discurso estético; tal es el caso de la serie Aérea, que muestra paisajes desde las alturas captadas con cámaras montadas en barriletes que, azarosamente, capturan imágenes que la “ficción técnica” hace parecer como maquetas o, también se observa lo mismo, en el caso de las largas panorámicas, que muestran un interminable viaje por el llano pampeano en un fotograma que tiene metros de largo.
Si bien tengo entendido que Alessandra Sanguinetti es estadounidense, la obra que produjo y mostró en Argentina, Las aventuras de Guille y Bellinda y el enigmático sentido de sus sueños, me conmovió por su mirada hacia el juego y por el juego hacia los sueños de una vida posible que se esboza en la infancia de las dos protagonistas. Me parece una obra de una gran sensibilidad.
Me impactó también la última producción de Eduardo Gil Paisajes aunque tuve la posibilidad de ver solo unas pocas imágenes.
Las pinturas de Juan Tessi de la serie All Models18 and Over son de una hondura que admiro. Parecen un conjunto de tópicos agotados: la estética de las revistas de moda, la homosexualidad de bombos y platillos, los tonos pasteles de las publicidades. Todo indica que es más de lo mismo. Y aún así, las pinturas capturan con intensidad el vacío angustiante de la adolescencia. La fotografía aparece como medio, sin perseguir el hiperrealismo. El resultado es la ambigüedad. Las pinturas funcionan a partir de la imprecisión. Pinturas de fotos que no son ni una cosa ni otra; son de pequeño formato y sus imágenes representan situaciones y actitudes naturales: algunas dan cuenta de “la compulsión a fotografiar” en los adolescentes en tanto miembros de grupos de amigos. El rito social de la foto es símbolo de esa “institución” que se genera por fuera de la familia en esa etapa particular. La fotografía se da aquí -si se toma el análisis de Susan Sontag- como un modo de certificar la experiencia, pero también de rechazarla, al limitarla a una búsqueda de lo fotogénico.
En cine, Lucrecia Martel es una artista cautivante que renovó la mirada del cine argentino. En sus dos largometrajes, “La ciénaga” y “La niña santa”, muestra gran agudeza al reflejar la sociedad de provincia, creando geografías reconocibles pero inexistentes en la realidad, despojadas de “marcas” y “clichés”, y a la vez nos sumerge en las vivencias más íntimas y autobiográficas. Por otra parte, Lisandro Alonso representa un cine casi condenado a desaparecer, de diálogo casi inexistente, de historias de extrema soledad e ensimismamiento, de paciencia sensible ante la respiración de de lo vivo; circular en “La libertad”, en viaje lineal en “Los muertos”.