Fernando Brizuela
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- Javier Abreu
- Ana Lía Canal Feijóo
- Mariano Dal Verme
- Martín Lanezan
- Lucas Marin
- Nilda Rosemberg
- Hernán Salamanco
- Cristina Schiavi
- Laura Scotti
- Andrés Toro
- Florencia Vivas
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Biografía
Fernando Brizuela (1971) cursó materias en el profesorado de Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”. Fue becado en los talleres de pintura de los artistas Carolina Antoniadis y Juan Doffo. Estudió filosofía con Cecilia Marteau y fotograbado con Esteban Álvarez. Con el Grupo Ø realizó exposiciones en varios centros culturales y espacios de arte.
Junto a Mariano Dal Verme y Beto De Volder, integró el equipo de montaje de museo Malba, y llevó a cabo el proyecto La Re-colección.
Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
“La playa me fotografió cinco veces” es un trabajo que considero representativo en varios aspectos. Consiste en un grupo de cinco fotografías color de paisajes costeros deshabitados en los cuales predomina un tono naranja y un clima melancólico y ausente. Son el resultado accidental de un viaje de vacaciones en el cual comencé a trabajar interponiendo filtros caseros de color entre la cámara y el objeto a fotografiar. Logrando así, de una manera simple, transformar drásticamente lo que estaba viendo, virando la realidad hacia el tipo de imagen que intentaba fotografiar. Desde mi punto de vista este trabajo pertenece al género del autorretrato, es esto lo que intenta reforzar el título. Me gusta mirarla en relación con una pintura de Frida Kahlo, titulada “Lo que el agua me vio”, en la que ella se retrata sumergida en una bañadera en donde el agua parece presentarle una gran cantidad de imágenes autoreferenciales.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
Es difícil sugerir un modo para la lectura de mis trabajos o de cualquier otro trabajo de arte contemporáneo. Viendo los diferentes formatos en que puede darse a conocer o exhibirse una obra (publicaciones, galerías, colecciones, ferias de arte, centros culturales, museos, etc...), debemos entender también la existencia de los más diversos públicos. De esta manera, no es sencillo organizar o predeterminar el modo en que pueda ser recibida la obra por el espectador. Sin embargo, en líneas generales, creo que el arte demanda a quien lo mira un tiempo y una predisposición generosa, un trabajo activo de interpretación dejando de lado posturas facilistas que intentan una descalificación afirmando: “no me dice nada” o “¡esto lo hace mi pibe!”
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
Más que identificar una tradición de la cual mi trabajo formaría parte, encuentro más viable identificar algunas personas que por alguna razón contribuyeron a orientar mi manera de entender el arte, artistas que podría considerar referentes: Carolina Antoniadis, Jorge Gumier Maier, Cristina Schiavi, Delia Cancela, Nicolás Guagnini, Luis Camnitzer.
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
Mi León de oro es para Ferrari por “La civilización occidental y cristiana”, la serie de “Diluvios” y por su exposición retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta, un récord de público, y acompañada por un catálogo excelente y lamentablemente ya agotado. Entre las exposiciones que permanecen en mi memoria está “Palabras perdidas”, organizada a fines del 2001 por Ana María Battistozzi también en Recoleta, que cruzaba distintas generaciones de artistas a partir de un eje temático focalizado en la escritura. También el museo que presentó Magdalena Jitrik en la Federación Libertaria Argentina (F.L.A) porque significó un reto y una emoción inolvidable. De ella también destaco sus más recientes diseños arquitectónicos y pequeñas maquetas utópicas. Por otro lado es importante para mí, en el momento de distinguir exposiciones relevantes o significativas, considerar mi relación con el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires / Colección Costantini, como miembro del equipo de montaje, debido a la proximidad con un intenso cronograma de exposiciones y al vínculo cotidiano con su colección permanente, que me ha permitido un enorme crecimiento en el camino de comprender, afinar, desmitificar o repensar problemáticas estéticas contemporáneas con el foco puesto en las producciones artísticas de América Latina. Justamente de esa relación destaco la retrospectiva de Víctor Grippo, las magníficas colecciones Cisneros de Venezuela y Júmex de México, el proyecto Cosmococas de Hélio Oiticica y la exposición de Gego. Incluyendo también todo el programa contemporáneo con especial predilección por el Dark-room de Roberto Jacoby y la Re-colección, un proyecto que nació en nuestra oficina de montaje y que generosamente el Malba decidió exhibir en sus salas. Dicho esto, elijo también las acuarelas de paisajes del Tigre de Fermín Eguía, que asocio positivamente en mi imaginario con los apuntes de viaje de Vicente Grondona, las miniaturas fotográficas de Pablo Zicarello; Árbol seco de Beto De Volder y los caprichosos paisajes de Marcelo Pombo. Finalmente, encuentro relevante el trabajo Fotoformas de Geraldo De Barros, los objetos y performances de Roxana Ramos, los exquisitos dibujos de Analía Canal Feijoo, la Caja Azul y la exposición presentada en la residencia El Basilisco por Pablo Guiot y el trabajo escultórico de Sandro Pereira, sus retratos perforados y sus pequeñas pinturas.