Marcos Figueroa
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- Aldo Ternavasio
Biografía
Es Arquitecto egresado de la UNT y artista plástico.
Como miembro del grupo NORTE (1980-1982) realizó ambientaciones en museos y galerías de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Simultáneamente a estas experiencias, prosiguió con su obra exponiendo en los principales centros del país y obteniendo importantes distinciones. En 1994 la Fundación Antorchas le otorga un subsidio a la creación artística.
Luego fundó el grupo SURCO (1987-1990) con el que concretó intervenciones en el paisaje natural en los Valles Calchaquíes y urbanas en San Miguel de Tucumán.
Como miembro del grupo TENOR GRASSO (1996) participó en espectáculos performáticos en los que el diseño de indumentaria constituía el soporte del discurso plástico.
Posteriormente (1993) fundó El Taller. Espacio alternativo destinado a la producción, investigación y difusión del arte contemporáneo de la región.
Desde 1986, hasta la actualidad, conduce el Taller C de la Facultad de Artes de la UNT - cátedra que se propone la actualización académica de las prácticas artísticas articulando la producción, la investigación y la teoría - desde donde coordinó las Clínicas para artistas jóvenes del NOA auspiciadas por la Fundación Antorchas y -en su etapa inicial- los Proyectos de Tucumán propuestos en TRAMA Programa Internacional de Confrontación y Cooperación entre artistas.
Como Investigador del CIUNT dirigió varios proyectos sobre problemáticas del arte contemporáneo. Publicó libros y artículos sobre su especialidad y dictó conferencias en universidades de Argentina, España, Brasil y EEUU.
Fue Vicedecano de la Facultad de Artes de la UNT (1990-92) y luego Decano en los períodos 1999-2002 y 2002-2006.
Pintura sobre bastidor (2008)
Pintura sobre bastidor.
Alambres de púas y madera. 1,00 x 1,00 m
Fecha: 2008
Visión del arte
Todo empezó cuando Pablo Guiot me contó del lanzamiento de su proyecto, en el que ofrecían la casa - que alquilaban con Flavia y que hasta hace poco había sido su vivienda familiar - para la ejecución de trabajos que experimentaran con ella. Su propuesta me pareció tan audaz como seductora, ya que activaba en mí algunas ideas que habían permanecido guardadas y que de alguna manera parecía ésta la oportunidad para realizarlas.
La casa. Esa pequeña casita en esquina en forma de proa de barco, con sus historias de barrio periférico, dentro de una provincia también pequeña, con su puertita y su patiecito, su cocinita y su bañito, tan divorciada de toda funcionalidad pero casa al fin. Casa que a pesar de haber sido vaciada de muebles seguía contando sus historias.
Pensé entonces, en vez de tratarla como conjunto de paredes donde exponer mis piezas, considerarla como objeto en sí y dejar que fuera ella misma la que se expresara desde su propia fisicalidad. Meterme con su idea de arquitectura popular - que no reconoce ángulos rectos ni paredes planas - y con todo lo que ella implicaba. Casita que, como muchas, creció al margen de las ideas racionales de la modernidad pero que en definitiva fue moderna a pesar de.
Para activar esos sentidos decidí atravesarla con ‘otra arquitectura’ de alambres de púas tensados y dispuestos en cuadrados regulares desconociendo sus límites de paredes y aberturas. Debo aclarar que en Los Nogales, tierras de cultivos donde vivo, los alambrados forman parte de mi paisaje cotidiano. Allí paso tiempo observando de qué manera la gente se abre camino atravesándolos, y por alguna razón que luego entendí, pensé en llevar esa realidad al espacio de La Punta. En consecuencia, tensé una trama a una altura suficientemente incómoda como para interferir la circulación, y un material lo suficientemente peligroso como para permanecer advertidos de su presencia.
Fronteras, límites, bordes, pero también, nación, ciudad, casa. Conceptos que hoy se encuentran en plena re-significación.
Los límites suelen plantearnos diferentes reacciones. En Topografías alteradas decidí poner a dialogar, en un clima de tensión, dos lógicas diferentes que históricamente se encuentran mutuamente implicadas y que de alguna manera nos condicionan. Me interesaba poner a la gente en un lugar donde hay que re-pensar cada acción, desnaturalizar el paso, prestar atención a cada acto - aun los más cotidianos - y trabajar desde un concepto de arte que activara esa otra noción que es el riesgo.
Mi obra, como muchas, no conforma un cuerpo único, sino que por el contrario, ha respondido a diferentes inquietudes según el momento que se trate. Quiero decir que desde los ’80 hasta aquí, han pasado muchas cosas en el mundo, en el país y en el pequeño metro cuadrado que piso, y que en gran parte mi atención estuvo en tratar de entender y responder ante esta cosa maravillosa, y a veces terrible, que es el mundo y la vida.
O sea, mis pinturas realistas y las investigaciones en el espacio real durante la dictadura derivan, en los primeros años de la democracia, a un proceso de experimentación que empieza con pinturas hechas con esmaltes en aerosol sobre polietileno y luego, a medida que se estabiliza la nueva democracia, esas investigaciones avanzan desplazando los relatos unidireccionales de la denuncia, por distintos modos discursivos y la mayoría de los lenguajes (objetos, acciones, intervenciones, instalaciones, etc.). Creo haber sido permeable también a los debates estéticos e ideológicos que sucedieron en estos años, los que para mis obras, no han sido indiferentes. Ahora, hechas estas aclaraciones, esos diferentes caminos remiten generalmente a pensar en las conductas del hombre en relación con el poder, la sociedad, reflexionar el arte y sus implicancias desde estas geografías.
Me reconozco en la tradición del ready-made porque a pesar del tiempo, sus argumentos impugnadores se ven revitalizados, ahora en referencia a las nuevas formas edulcoradas que nos produce la industria cultural y la cultura de masas.
Me reconozco en la tradición de la expansión de los conceptos de disciplinas artísticas. En la tradición que pone en cuestión el concepto de originalidad instalando la noción de re-escritura.
Mis referentes contemporáneos son muchos. En algunos casos son obras puntuales. Me interesa la cabeza de Oscar Bony, sus disparos, su muro construido en Recoleta y creo que la Familia Obrera aún hoy tiene una radicalidad que me conmociona. La actitud y la frescura de León Ferrari y Guillermo Kuitca en la pintura.
De las generaciones anteriores me interesan en general nuestros artistas abstractos – constructivistas, con Tomás Maldonado a la cabeza. Posteriores a ellos, los conceptualistas, en especial Víctor Grippo; las obras de Luís Benedit y Horacio Zabala, la actitud y el desenfado en algunas piezas de Pablo Suárez. Me interesa un puñado de artistas de Tucumán con los que discuto y confronto sobre arte y política cultural. Me interesan mis alumnos (Taller C) y disfruto mucho crear con ellos ese espacio donde los veo tan atentos, tan concentrados en estas cuestiones del arte.
- La exposición de Tomás Maldonado y de la Escuela en Ulm en el MNBA (2007) creo que fue importante para el país que la pudo ver (y para mí) porque permitió entender su grandeza y su proyección internacional como pocos la tuvieron.
- Interfaces (todas) porque creo que es un proyecto que generó nuevos diálogos entre escenas locales, que en algunos casos lo hacían por primera vez. Creo que este tipo de propuestas son buenas, y deberían repetirse porque apuntan a la construcción de una escena nacional con más interlocutores.
Además, qué criterio utilizar para esa clasificación! Agruparlos por la afinidad de temas? por cuestiones tecnológicas? por disciplina?, por lenguaje?, por discurso? por sentido de pertenencia? O quizás convenga aquel esquema de Raymond Williams de artistas dominantes, residuales y emergentes?
Sin embargo hay una significativa cantidad de artistas identificados con lo que se suele llamar arte contemporáneo, o arte emergente -o como se quiera denominar- que plantean una gran diversidad de sub estéticas y que además suelen compartir algunas micropolíticas. Que sin ánimo de conformar un cuerpo cohesionado, suelen presentar unas características que los diferencian de otros artistas y que tiene que ver con el espíritu de época, por unos modos nuevos de apropiarse de la historia y de la cultura y una manera distinta de entender lo político en relación con el arte. Tema por demás extenso al que he dedicado algunas escrituras.