Biografía
Nací el 8 de octubre de 1979 en Capital Federal en Buenos Aires.
Soy artista visual, y también trabajo en gestión cultural, curaduría y docencia. Me sumo a cualquier proyecto delirante que implique arte contemporáneo y armar redes de trabajo con otros.
En la Universidad del Museo Social Argentino, hice la licenciatura en Museología, porque amo los museos y al mismo tiempo cursé el profesorado en la Escuela Nacional de Bellas Artes ´Prilidiano Pueyrredón´, con orientación pintura.
En 2005 hice clínica y análisis de obra con Tulio de Sagastizábal, donde además de ejercitar mucha la mirada y el pensamiento crítico sobre la propia obra, conocí buenos amigos artistas, que aún me acompañan. También hice clínica de obra con Jorge Sepúlveda T., curador chileno.
Este año que acaba de pasar (2012), formé del taller de lectura y seminarios de la Beca ABC Arte Contemporáneo Boedo que coordinó Marcelo Pelissier y organizó la Fundación Pan y Arte.
Trabajo como docente en varias instituciones: Universidad del Museo Social, Universidad Argentina de la Empresa e instituciones privadas y hasta junio de 2013 coordinè junto Herminda Lahitte, Central de Proyectos, una plataforma para la gestión y difusión del arte actual argentino.
Trato de estar siempre en movimiento participando en exposiciones colectivas y realizando muestras individuales. En 2013 presenté "Amuleto para soltar", una intervención en el Baño Azul de la galería Pasaje 17, y participé junto a G.Gómez Pintus y Agustina Mihura de "Tupido", en Fundación Lebensohn. En 2012 expuse en Medio Mundo, una muestra de artistas que habíamos formado parte de Mapa Líquido en Pan y Arte, con la curaduría de Lucas Marín. Intervine la vidriera, con la obra Lo prometimos en el río. A principios de 2012, bajo un calor abrasador de febrero, inauguré en La Espora en Tucumán, Ensayo para un museo acuático, una intervención mural que también podría pensarse como site specific. En 2012, como parte de la muestra Bosque en el acuario, en la que participamos Maximiliano Ocampos Salinas, Juliana Ceci y yo, mostré pinturas en la Fundación Esteban Lisa, de la serie Fondo del Mar. Ese mismo año como parte del ciclo de muestra que se organiza en el Hotel Bel Air, presenté Intangible, una muestra individual, con obras de la misma serie Fondo del Mar. Antología de un inventario, casi la última muestra de Mapa Líquido, con curaduría de Rafael Cippolini, se hizo en 2009.
Vivo y trabajo en el barrio de Congreso en Buenos Aires, Argentina.
Visión del arte
1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
Autorretrato amarillo es una obra en pequeño formato. Un entrelazamiento de imágenes fotográficas, de diferentes espacios y distintos momentos, intervenida con diversos elementos: tinta, óleo pastel, acrílico, punzón.
Por momentos percibo que todos estos fragmentos en los que predominan las formas circulares están unidos por un hilo transparente, muy delgado y débil. Sin embargo, la obra es compacta y se mueve en conjunto.
Es mi autorretrato. Es mi imagen dentro de mi imagen. Es decir, mi retrato dentro de un mundo configurado por formas que emergen reiterada y repetidamente desde que soy chica, en estado de ensueño, y sobre las que estoy trabajando desde hace más de un año, en la serie …un instante antes de dormir.
Se trata de una imagen con formas circulares que se mueven rápido o lentamente, que son densas o leves, que denotan armonía o una problemática irresoluble.
Una imagen indescriptible, poco clara y definida.
Utilizo fotografías tomadas por mí misma, a veces como soporte de la obra, y otras como texturas en collage que completo con tramas generadas manualmente con crayones y pasteles, o a veces tinta y acrílico.
En otros casos, recurro a digitalizaciones y reimpresiones, sobre las que trabajo luego.
Por momentos la obra se torna casi objetual. Tiene cuerpo.
Elijo Autorretrato amarillo porque es una obra paradigmática. Contiene el fundamento de …un instante antes de dormir. Trata de llegar a un lugar, que no sabe cuál es, describe algo que no conoce bien, repite un sonido que ha escuchado una sola vez, describe un objeto que ha visto tan solo en la oscuridad. Traduce un concepto ambiguo.
2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
Prefería inducir a sugerir. Inducir a mirar bien de cerca, observar la materialidad de la obra, texturas y colores, descubrir los hilos invisibles que la recorren.
Michel de Certeau sugiere que “cada obra es habitable a la manera de un departamento alquilado”. Me gusta esta concepción porque lo que intento hacer es poner a disposición del espectador, distintos elementos que luego articulará para generar sus propias construcciones, en función de una estructura propuesta a priori.
3. En relación a su obra y su posición en el campo artístico nacional e internacional, ¿en qué tradición se reconoce? ¿Cuáles serían sus referentes contemporáneos? ¿Qué artistas le interesan de las generaciones anteriores y posteriores?
Supongo que mi trabajo podría incluirse dentro de la tradición pictórica, entendiendo a la pintura como un modo discursivo y no como técnica u oficio.
Sin embargo, considero esta pertenencia como algo transitorio. Preferiría pensar que puedo moverme libremente de un lado al otro.
En cuanto a mis referentes, León Ferrari, Felipe Noé, Alberto Greco, Fabián Marcaccio, Jorge Abot, Nan Goldin, Liliana Porter, Pipilotti Rist, Nan Goldin, Guillermo Ueno, Francis Bacon, Hernán Marina, Ana Gallardo, Matilde Marin, Mariano Sardón, Remo Bianchedi, Mónica Girón, Mark Manders, Francis Alÿs, Luis Camnitzer, Daniel Ontiveros , Miguel Rothschild, Marcos López, Dan Graham, Rineke Dijkstra...
4. Pensando en los últimos diez o quince años elija obras o muestras a su criterio fuertemente significativas de otros artistas de Argentina y explique por qué.
Ezeiza Paintant, de Fabián Marcaccio expuesta en Malba, es para mí una de las obras más significativas que he visto últimamente.
Marcaccio habla sobre PINTURA. Creo que despertó en muchos de nosotros un reencantamiento, una reconciliación, generando nuevas condiciones que permiten abrir el juego hacia una nueva concepción de la pintura.
Hacía mucho tiempo que no sentía ese placer en la piel, al recorrer con la mano cada pincelada recorrible y vivenciable, a la que incorpora elementos digitales, estructurales y de todo tipo, que sin embargo no alteran su esencia pictórica, sino que más bien la exalta.
Algo similar podría decir de la exposición de Juan José Cambre, en el nuevo espacio de Wussman. Una exhibición pequeña, muy contundente.
Un recorrido mediante el cual me fui sumergiendo en la obra como si estuviera descendiendo en un sótano muy profundo, y me quedé ahí flotando en la infinidad de colores que proponía el artista.