Guido Ignatti
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La consulta (2012)
Curada por Teo Wainfred, la exhibición surge en relación directa con el espacio que la alberga. Insinuaciones latentes dan comienzo a la reconstrucción, y posterior destrucción, de un espacio de tránsito estanco: la sala de espera. Desamorada estilísticamente, vaciada de contenido afectivo es igualmente eficaz para descubrir la imagen de una artista hoy olvidada, destinada a espacios donde el estatus de la obra es el mismo que el de un potus. El arte como moda pasado de moda, las reproducciones y el depósito contemporáneo camuflado en los espacios cotidianos sin importancia.
En un juego ambiguo de presentación y representación, el sopor y el tiempo paralizado exponen a la nueva pintura para salas de espera.
La pintura copiada es una obra de Mariette Lydis de 1962
Capturas en la rutina de (2011/12)
"Capturas en la rutina de alguien"
Esta obra es un díptico de instalaciones, que con la misma situación- luz a través de las persianas- enfrentan dos percepciones de momentos opuestos pero complementarios, el hogar y el trabajo.
#1 Happy hour remite al ocio laboral. La ya anticuada persiana americana, de color celeste añejo, propia de las oficinas de antaño, juega con la captura de un momento particular de luz del día y lo conserva estable, en una toma fija. Subvierte la posición de la fuente de luz, para de este modo poder imitar los fútiles juegos de sombras chinescas.
#2 Puesta o caída remite a la casa, a la insistencia de un momento efímero y casi irrepetible como es la luz del atardecer filtrándose por las hendijas de la ventana de la habitación, donde contemplación se detiene y el descanso resiste. Sin embargo la persiana de madera en el piso, caída, alude al abatimiento dando cuenta de algún tipo de tragedia no manifiesta en la escena.
Impresión (2010)
Dos placas de madera reutilizada, laminados de fenólico, estructuran la base del principio de duda sobre la no correspondencia entre las estéticas superpuestas. La caja de madera fabril, de embalaje, material de depósito, rústica, sin acabado, sin pulir o lijar; se contrapone con la imagen de un brocato casi refinado, que simula una trama textil con el pixel de la impresión digital en la filmina de la diapositiva proyectada. Esta impresión se desdobla en el reconocimiento de la materialidad que la compone, la luz.
Con dos proyectores de diapositivas se proyecta una sola imagen tal como en una panorámica donde se montan por uno de sus lados, de manera imperceptible, las dos partes. Se arma un retazo de empapelado (o un tapiz) dibujado por la luz que atraviesa las diapositivas -estas funcionan como un esténcil que usa luz para pintar-. La diapositiva esta enmascarada para que solo se proyecte la imagen delimitada y la luz de la lámpara no se exceda del recorte. Este coincide con un retazo de simple papel de regalo (dorado y rojo a rayas) que le da sustancia a la impresión que hace la diapositiva, dándole galas de vanidad.
La obra ensaya sobre el desarrollo de la impresión manufacturada (en este caso de empapelados o telas de tapicería), desde una ficción evidente; con elementos ajenos a la tradición de la factura, construyendo la misma imagen pero exhumada. La imagen es anticuada, hasta anecdótica pero resignificada efectista y presumidamente con artefactos low-tech, obsoletos en esta era pero que devuelven al pasado la imagen que se puso en valor.
El Capricho (2009)
Un capricho de sala o el capricho
Hay una marca en el piso, una pista. Una división pintada que fue, el primer decreto al que se sometió el tinglado. Enseña donde comienza la parcialidad que se capta, el capricho de la sala de exposiciones en medio de un galpón desafinado. Esta sala es una sección blanca, que se percibe tenuemente recortada sin mostrar siquiera sus vértices ni aristas filosas, y que se encuentra en un contexto no acorde pero sí propicio para su identidad.
Para formar el espacio como se lo conoce, se negó la información vetusta que rodeaba a la fracción útil; igualándola, matizando todo de un tinte imparcial, borrando la identidad alojada y camuflándolo todo completamente en la necesaria y funcional neutralidad. Hay solo una evidencia de la anomalía, la línea del piso como una afirmación de la decisión impuesta.
En esta inmensa estructura residen entrelazados; un blanco de sala, sin informes ni referencias, no más que una base insípida preparada para servir a otro propósito sin alterarlo ni influenciarlo; y un tinglado viejo, completamente inútil para el proyecto actual, pero sí auténtico y curtido, cargado como un archivo de hechos que el tiempo supo marcar en los cimientos así como en la superficie.
Procuro desenredar las dos verdades que coexisten unificadas, exponerlas distintivamente para que cobren figura individual. Son completamente necesarias ambas para revelarse, de manera que sin una, la otra no podría ser evidente. Los contrapuntos son la clave para la compresión de lo que enfrentamos cuando surgen las preguntas; allí se encuentran las diferencias que significan nuestros parámetros, las varas de medición que estructuran la lógica tan necesaria que demandamos para obtener respuestas acreditadas.
Este contraste dio presencia protagónica a la sala caprichosa; que ahora es, no un soporte circunstancial, sino algo intríngulis en la obra; y es clave que aparezca cuando de manera intensa se manifiesta su alrededor y no puntualmente ella.
Como fundamento de la instalación que es, se mantiene auténtica, sin cambiar para observación a la que será sometida por el hecho de estar señalada; sin adulterarse, sin ficción, pura y simple verdad. Ese trompe l'oeil de hongos y óxido es un espejismo que enmarca a la médula de todo esto. Es la falacia que evidencia la autenticidad por oposición lineal. El blanco es lo que siempre fue, no tiene nada de simulado ni de escenográfico, y se contrapone con la quimera del marco que, como en un sacrificio, consagra la autenticidad más noble mostrando su propia falsedad. Lo innegablemente cierto y lo primorosamente ficticio están teniendo un amorío.
El blanco protegido es objeto exhibido y objeto exhibidor; por lo tanto se funda a si mismo desde la dualidad para cuestionar el objeto de exhibir. Indaga sobre la verdad en el arte, y asimismo controvierte los parámetros de premeditación y efectismo artístico; así como la percepción dirigida fundada en el deseo de quien observa. Por ello, manifiesta el dilema de la liviandad predigerida de la especulación artística, a la que nos habituamos desde hace tiempo.
Intimate poetry in an inappropriate space [Poética intimista en un espacio que no le corresponde] (2008)
Paper, stencil with varnish and carpet in a kitchen